La torre de la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe de La Villa, el templo más antiguo de Lanzarote, recupera el sonido y el repicar de sus campanas tras más de 20 años de silencio

La iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe de La Villa de Teguise recupera al fin su reloj y sus campanas, una iniciativa refrendada por el sentir unánime de todo el pueblo de Teguise, y que ha sido presentada una vez concluidas las obras de restauración de su emblemática torre.

El templo más antiguo de la isla de Lanzarote, iglesia matriz insular hasta finales del siglo XVIII, y posteriormente, iglesia parroquial del municipio de Teguise, está siendo tratada al fin como Bien de Interés Cultural, Conjunto Histórico de Teguise, regulado por leyes de Patrimonio Histórico español y Patrimonio Histórico de Canarias, que disponen sobre el deber de conservación de los BIC por los instituciones que les afectan.

El alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, presentó en un acto solemne con la presencia de autoridades, vecinos y medios de comunicación el que calificó como hito histórico. “El acto solemne que tengo el profundo orgullo de presidir hoy representa un motivo más para celebrar en años venideros esta importante gesta que tras numerosos años de incesantes reuniones hemos conseguido entre todos, que nuestras campanas vuelvan a sonar en nuestro pueblo”.

En este sentido, Oswaldo Betancort, rememoró las palabras de Don Antonio Gil, párroco de esta iglesia cuando allá por el año 1909 se produjo el incendio que devastó esta iglesia: ¡¡¡Dios mío, dios mío, que ha sido de mi iglesia!!!, y resaltó que “la posición del ayuntamiento siempre ha sido diáfana en lo que se refiere a rescatar, actualizar y preservar el patrimonio de todos, lo que nos identifica como pueblo, lo que compone nuestro paisaje natural, histórico y humano”, incidiendo en que “para lograr un mejor futuro el pasado ha de ser reconocido, amado y comprendido por todos, y ahí será donde nos encontraremos con el único e inmenso objetivo de recuperar más si cabe el sentimiento de pertenencia a la primera capital que se funda en las Islas Canarias conquistadas, y en la que celebramos nuestro 600 aniversario en 2018”, recordó el alcalde de Teguise.

Oswaldo Betancort aseguró además que “venimos poniendo en hora a Teguise desde que comenzó este gobierno, trabajando por este pueblo, y con este acto que hoy nos reúne, corroboramos de forma simbólica los valores de la perseverancia y la constancia, ingredientes imprescindibles para conseguir cualquier meta que nos propongamos en nuestra vida”.

La historia de una iglesia que ardió en llamas

El 6 de febrero de 1909, sobre las 12 horas de la mañana, se produjo un incendió en la Iglesia Parroquial de la Villa de Teguise. El corresponsal en Arrecife del Diario de Las Palmas envió un telegrama al periódico que decía: “La iglesia del pueblo de Teguise, en esta isla, está ardiendo. Se teme que el fuego se propague a otros edificios. Las autoridades con auxilios salen ahora para dicho pueblo. No hay noticias de desgracias personales.”

Un monaguillo limpiando unos candeleros metálicos en la sacristía fue la causa original del incendio. Para derretir la cera adherida a los objetos que limpiaba, encendió una vela colocándola próxima a un ropero, momentos antes de las doce, dejándola encendida cuando a ésa hora subió a la torre a tocar. Al regresar algunos minutos después a la sacristía el fuego había comenzado a prender en los roperos donde se guardaban los ornamentos sagrados, y poseído el muchacho de pavor huyó, avisando al vecino más próximo, don Juan Crisóstomo García, quien al acudir provisto de agua con el propósito de extinguir el incendio, encontró ya la sacristía convertida en un ascua de fuego y una densa humareda llenándolo todo.

Desde este momento puede afirmarse que el fuego avanzó con vertiginosa rapidez invadiendo las capillas con velocidad tan increíble que el reloj de la torre, situada en el extremo opuesto al punto inicial del incendio, aparecía parado a las 12 y 25, hora en que llegaron a él las llamas.

Solo fue, pues, posible a dos o tres vecinos arrojados, entre los que se encontraban don Manuel Espínola, salvar la imagen de la Virgen de Guadalupe, patrona de Teguise, y las de San Pedro, San Marcial, y al Concepción, siendo inútiles por la densidad del humo cuantos esfuerzos se hicieron para extinguir el incendio, mejor empleados, sin duda, si se hubiesen encaminado a salvar los objetos valiosos y los santos.

Cuando a las tres de la tarde llegamos a Teguise el Juez de Arrecife y otras varias personas, destruido por completo el templo solo restaban de él escombros humeantes. “Las llamaradas eran como gigantescas olas rojas embicadas al cielo, y el humo cubría a la Villa como una inmensa capota negra”, relataba un testigo.

Era párroco de Teguise en esa época don Antonio Gil, que en el momento de producirse el incendio se encontraba en el pueblo de Haría, adonde se había trasladado a recoger a un padre misionero para traerlo a Teguise. El Señor Cullen lo visitó en su casa, diciendo que “jamás he presenciado un dolor más profundo y más sincero que el de aquel ejemplar sacerdote. Anegado en llanto y presa de terrible excitación era imposible permanecer inalterable ante su sentimiento tan hondo. Cuando me marché le oí exclamar: ¡Dios mío, Dios mío, que ha sido de mi iglesia!”.

Las lágrimas del cura párroco, impotentes para apagar el incendio, se mezclaron con las cenizas, que comenzaron a resurgir desde el momento en el que la solidaridad imperó para recuperar la iglesia con la aportación de muchos fieles. Las obras de restauración las tomaron con cariño los párrocos don Antonio Gil Santana, don Rafael Hernández, don Nicolás Rodríguez, y don José Fajardo Morales.

Con la última intervención de los años 90 del siglo XX, la luz volvió a través de sus nuevas vidrieras al templo de Nuestra Señora de Guadalupe, la Iglesia Matriz de Lanzarote, parroquia que tiene fecha de creación anterior al año 1455.

“Gracias al acuerdo de colaboración sellado con el Vicario General de la Diócesis de Canarias, Hipólito Cabrera, el Ayuntamiento de Teguise ha conseguido la financiación para llevar a cabo las medidas de preservación, restauración y rehabilitación de la torre, así como la puesta en marcha de su reloj y de su campanario, tras más de 20 años de silencio”, ha explicado Oswaldo Betancort.

En este sentido, la colaboración entre el Ayuntamiento de Teguise y la Diócesis de Canarias, a la que se ha unido la aportación de Cabildo de Lanzarote y Gobierno de Canarias, ha supuesta una vía efectiva y práctica para el ejercicio de la actividad religiosa y de las funciones encomendadas a dicha Institución, “por lo tanto”, -ha añadido el alcalde-, “ha habido voluntad por ambas partes para la rehabilitación, preservación, conservación y rehabilitación del Patrimonio Arquitectónico del municipio”.

El Ayuntamiento de Teguise procedió al vallado de la zona circundante de la torre y en 2013 la Diócesis ordenó se retirasen las campanas, y en julio de 2016, finalizó las obras de restauración del campanario. Hoy este edificio emblemático luce nuevo semblante, el cual indica que el reloj de la Iglesia ya no se parará, que sus campanas volverán a repicar y que Teguise al fin se pone en hora.